viernes, 28 de diciembre de 2007

Cuento final

La serie ha terminado. Solo me resta desearles un feliz fin de año. Que este 2008 sea de sueños, retos y crecimiento para todos.


° . o . ° ~ ЄÏЭ ~ ° . o . °


Para leer la serie completa "Palabras a la Carta" de Jorge Bucay, aquí pueden consultar las ligas, o bien, por la etiqueta "Bucay".

Palabras a la carta
Día 1: Decisión.
Día 2: Amor.
Día 3: Amor verdadero.
Día 4: Duelos.
Día 5: Egoísmo.
Día 6: Vivir el presente.
Día 7: Disfrutar de la vida.
Día 8: Mal Humor.
Día 9: No Depender - parte I.
Día 10: No Depender - parte II.
Día 11: ¿Quién eres?.
Día 12: Miedo, parte I.
Día 13: Miedo, parte II.
Día 14: Miedo, parte III.
Día 15: Entusiasmo.


Día 16: Rebeldía.
Día 17: Actitud.
Día 18: Buen trato.
Día 19: Libertad.
Día 20: Temor a la crítica.
Día 21: Culpa.
Día 22: Amistad.
Día 23: Celos.
Día 24: Renuncias.
Día 25: Envidia.
Día 26: Furia.
Día 27: Sentido común.
Día 28: Desamor.
Día 29: Motivación.
Día 30: Tristeza y furia.
Día 31: Sueños.






La ciudad de los pozos.


Esa ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta.
Esa ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes... pero pozos al fin.
Los pozos se diferenciaban entre sí, no solo por el lugar en el que estaban excavados, sino también por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior).
Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más pobres, simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.
La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal y las noticias cundían rápidamente, de punta a punta del poblado.
Un día llegó a la ciudad una “moda” que seguramente había nacido en algún pueblito humano.
La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se preciara de serlo debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no era lo superficial sino el contenido.
Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas.
Algunos se llenaban de joyas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más, optaron por el arte, y fueron llenándose de pinturas, pianos de cola y sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente, los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas.
Pasó el tiempo.
La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada más.
Los pozos no eran todos iguales, así que, si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior...
Algunos de ellos fue el primero: en lugar de apretar el contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose.
No pasó mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energías ensanchándose para poder hacer más espacio en su interior.
Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. Él pensó que si seguían hinchándose de tal manera, pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad.
Quizás a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho, sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho. Pronto se dio cuenta de que todo lo que tenía dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse de todo contenido...
Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego, cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo.
Vacío de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había desecho...
Un día, sorpresivamente, el pozo que crecía hacia adentro tuvo una sorpresa: ¡adentro, muy adentro, y muy en el fondo encontró agua!
Nunca antes otro pozo había encontrado agua...
El pozo superó la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y, por último, sacando agua.
La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa, así que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua, empezó a despertar.
Las semillas de sus entrañas brotaron en pasto, en tréboles, en flores y en tronquitos endebles que se volvieron árboles después...
La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo al que empezaron a llamar “El Vergel”.
Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro.
- Ningún milagro –contestaba el Vergel–, hay que buscar en el interior, hacia lo profundo.
Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desandaron la idea cuando se dieron cuenta que para ir más profundo debían vaciarse. Siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y más cosas...
En la otra punta de la ciudad otro pozo decidió correr también el riesgo del vacío...
Y también empezó a profundizar...
Y también llegó al agua...
Y también salpicó hacia afuera creando un segundo oasis verde en el pueblo...
- ¿Qué harás cuando se termine el agua? –le preguntaban.
- No sé lo que pasará –contestaba. Pero, por ahora, cuanto más agua saco, más agua hay.
Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento.
Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma...
Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro.
Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida.
No sólo podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente, como todos los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto:
La comunicación profunda que sólo consiguen entre sí aquellos que tienen el valor de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen para dar..



Cuento aparecido en: Cuentos para pensar / Jorge Bucay

1 comentario:

la_luminosa dijo...

alo, desde que mi terapeuta me recomendo un libro de Bucay ( el camino de las lagrimas) no lo suelto, es buenísimo, gracias por los links. :)

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