viernes, 21 de diciembre de 2007

Tristeza y furia (día 30)

Ya es casi 24... Ya sea que festejemos estas fechas a solas o acompañados, lo cierto es que son fechas que nos hacen reflexionar.

Dejemos las furias que nos atormentan, rconozcamos las tristezas que nos invaden y sigamos adelante.

Una frase de la pelicula "El Duelo": Llora si estás triste. Cuando no haya más lágrimas, la vida continuará.


° . o . ° ~ ЄÏЭ ~ ° . o . °


Ésta es la reproducción de una serie consecutiva llamada "Palabras a la Carta" de Jorge Bucay.

Si desean leer los capítulos previos, aquí pueden consultar las ligas, o bien, por la etiqueta "Bucay".







Palabras a la carta
Día 1: Decisión.
Día 2: Amor.
Día 3: Amor verdadero.
Día 4: Duelos.
Día 5: Egoísmo.
Día 6: Vivir el presente.
Día 7: Disfrutar de la vida.
Día 8: Mal Humor.
Día 9: No Depender - parte I.
Día 10: No Depender - parte II.
Día 11: ¿Quién eres?.
Día 12: Miedo, parte I.
Día 13: Miedo, parte II.
Día 14: Miedo, parte III.
Día 15: Entusiasmo.


Día 16: Rebeldía.
Día 17: Actitud.
Día 18: Buen trato.
Día 19: Libertad.
Día 20: Temor a la crítica.
Día 21: Culpa.
Día 22: Amistad.
Día 23: Celos.
Día 24: Renuncias.
Día 25: Envidia.
Día 26: Furia.
Día 27: Sentido común.
Día 28: Desamor.
Día 29: Motivación.
Día 30: Tristeza y furia.
Día 31:


Marta estaba enojada. Siempre la irritaban las decisiones unilaterales que la incluían. Era el anteúltimo día y ella no podía hacer nada, más que ingresar en el acceso la palabra que mejor expresaba su emoción


FURIOSA


En un reino encantado al que los hombres y las mujeres nunca pueden llegar, o quizás donde las mujeres y los hombres transitan eternamente sin darse cuenta... En un reino donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas... había una vez una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores y donde miles de verdes y rojos y amarillos se reflejaban permanentemente...

Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas.. y desnudas las dos… entraron al agua.
La furia, de prisa (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se bañó rápidamente y más rápidamente aún, salió del estanque...

Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró, que resultó no ser la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia desapareció en el bosque.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del agua.

Ya en la orilla se encontró con que su ropa no estaba donde ela la había dejado.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que, sin otra forma de ocultar su desnudez, se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, cuando uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, hiriente y enfadada… debe tomarse el tiempo de mirar bien, porque podríamos descubrir que esta ira y enojo que vemos sea tan sólo un disfraz. Si así sucede, atención, porque detrás del disfraz de la furia, en realidad... siempre está escondida la tristeza.



Así nos sucede a todos. Avasallados por un dolor que nos inunda o resistentes a una impotencia inaceptable, decidimos cambiar sin ser concientes de lo que hacemos nuestro dolor por el enojo.
Seguramente pensamos que manejaremos mejor a éste que a aquel.
Nos enojamos con la muerte de un ser querido.
Nos ponemos furiosos con la infidelidad del ser amado.
Conectamos con la ira cuando las cosas públicas no terminan de acomodarse. Reprochamos enojados a nuestro mejor amigo que nos tiene un poco olvidados.
Nos irritamos porque algo bueno… se termina.

Detrás de todas estas reacciones una emoción más auténtica nos invade. Nos duele, nos apena y nos lastima: La tristeza.

Hoy proponemos dejar de escondernos para siempre detrás de nuestra furia. Proponemos llorar en vez de gritar, si es llorar lo que quiero. Proponemos poner en palabras lo que siente en lugar de dañar a los que quiere para tapar su dolor. Proponemos no romper afuera para intentar ocultar lo que se ha roto adentro.

No es un camino fácil ni placentero pero es, sin lugar a dudas, el camino más corto a nuestro desarrollo como personas y a la conquista del mayor de los desafíos, aquel que plateamos hace hoy 30 días: animarnos a ser auténticamente quienes somos.


(Tomado de: http://www.palabrasalacarta.com/)

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