miércoles, 14 de noviembre de 2007

Culpa (día 21 )

¿Se imaginan tener una vida sin el sentimiento de culpa?. No sentirse culpable por no escribir, no sentirse culpable por no ir, no sentirse culpable por lo que se comió o lo que se dejó de comer, no sentirse culpable por hacer lo que realmente decidimos hacer sin importar el qué dirán...

Creo que esto queda como complemento de la lectura sobre la crítica.. y sobre los miedos... y sobre los enojos... y tantas cosas!


Que disfruten cada día y, sobre todo, SIN CULPA.


* . o . O . o . *


Ésta es la reproducción de una serie consecutiva llamada "Palabras a la Carta" de Jorge Bucay.

Si desean leer los capítulos previos, aquí pueden consultar las ligas, o bien, por la etiqueta "Bucay".







Palabras a la carta
Día 1: Decisión.
Día 2: Amor.
Día 3: Amor verdadero.
Día 4: Duelos.
Día 5: Egoísmo.
Día 6: Vivir el presente.
Día 7: Disfrutar de la vida.
Día 8: Mal Humor.
Día 9: No Depender - parte I.
Día 10: No Depender - parte II.
Día 11: ¿Quién eres?.
Día 12: Miedo, parte I.
Día 13: Miedo, parte II.
Día 14: Miedo, parte III.
Día 15: Entusiasmo.


Día 16: Rebeldía.
Día 17: Actitud.
Día 18: Buen trato.
Día 19: Libertad.
Día 20: Temor a la crítica.
Día 21: Culpa.
Día 22:
Día 23:
Día 24:
Día 25:
Día 26:
Día 27:
Día 28:
Día 29:
Día 31:
Día 31:


Marta conocía por experiencia propia cómo se siente la culpa. Pero muchas veces se había preguntado que era esa sensación ¿Un reflejo condicionado por la educación? ¿Un pensamiento? ¿Un sentimiento?

Todo parecía indicar que no era un verdadero sentimiento, sino una respuesta condicionada educativamente. Un subproducto antinatural inventado por nosotros y los que nos precedieron.

Pero por qué la educación es tan culpógena. Quizás si no sintiéramos culpa seríamos todos psicópatas, autoritarios, criminales antisociales. Quizás la culpa es una especie de bozal para evitar que nos mordamos los unos a los otros.

En todo caso, ella estaba segura de que no era la culpa la que la frenaba para cometer un asesinato o lastimar al prójimo. Parecía que si la metáfora del bozal era acertada, la culpa resulta ser un bozal que le ponen solamente a los perros que no muerden.

Marta entró en su casa y fue directo a su ordenador. Esta vez tecleó solo cinco letras

CULPA


… Seguramente junto a su hermano de nacimiento: el miedo, la culpa es el símbolo emblemático de la neurosis. Creo que la culpa no tiene nada elogiable y no ha beneficiado a la humanidad en nada. Más bien ha dañado mucho a muchos individuos y con ello ha producido enormes pérdidas desde el punto de vista social.

Si decidiéramos crear una nueva sociedad y partiéramos del preconcepto de un hombre esencialmente malo, dañino, cruel y destructivo, tendremos que crear los mecanismos para controlarlo (la represión y el castigo) y también por supuesto los mecanismos para que se autocensure (la culpa).

Pero si partiéramos de la idea de un ser humano esencialmente noble, generoso, amoroso, solidario y creativo, entonces no habría ninguna necesidad de inculcar la culpa ni educar represivamente.

Pues bien, está claro desde que concepto del mundo y de la humanidad, ha partido nuestra cultura y está claro también que partiendo de allí, la culpa sólo puede servir para conflictuarnos, volvernos más neuróticos y por tanto menos auténticos.

La secuencia del camino de la culpa es esta:

  • Hago (o dejo de hacer) algo que daña (o imagino que daña) a otro o a otros (porque a mi me hubiera dañado).
  • Me hago cargo de haber defraudado al que esperaba otra cosa de mi (o imagino que él esperaba, porque en su lugar yo esperaría otra cosa de él).
  • Me juzgo sin piedad (como juzgaría a otros en mi situación) y me encuentro culpable del daño producido porque podría haberlo evitado (o me imagino que debería ser capaz de haberlo evitado).
  • Me condeno a cargar con mi propio desprecio (como te condenaría a ti en una situación equivalente).

En la medida en que cada uno de nosotros empiece a revisar sus propias exigencias, dejará de colocar la crítica y la acusación en el afuera, aprenderá a encontrarse responsable y no culpable y aceptará que no somos infalibles y en nuestros errores a veces lastimamos a los otros. Conquistará pues la posibilidad de perdonar y de perdonarse.

Ese será el primer paso. El segundo será dejar de compadecernos del sufrimiento de los "pobres" llorosos que aparentemente llevan sobre sus hombros la eterna tortura de la culpa y del miedo a ser juzgados. Debemos aprender que demasiadas veces, detrás de muchos de ellos se esconde un autoritario, exigente y omnipotente proyectando su dedo acusador en el afuera.

La culpa no es necesaria y se puede vivir sin ella.


(Tomado de: http://www.palabrasalacarta.com/)

1 comentario:

Horus dijo...

Si yo fuera un personaje de "Cuento de Navidad" sería el de las cadenas... :-(

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