lunes, 23 de enero de 2006

Weekend reflexivo

En la reunión Este sábado tenía programada una reunión en Toluca; fué muy agradable ver a mi hermanita Susann, a Fabiola "Ley", a Marce y a las amigas de Susann, Fab y Marce. El pretexto era festejar el cumpleaños de Marce que fue en diciembre y nos enteramos que tenía poco de que Ley también acababa de soplar velitas, así que el jolgorio estuvo divertido pues solo habíamos mujeres hable y hable y hable y hable y hable...



Hace una semana Fab estuvo en el trabajo de Susann y para platicar conmigo escribía recados en su libreta y después las ponía frente a la cámara web de Susann; esa hojita se la pedí para guardarla de recuerdo, pero como ya se conoce muy bien, mejor la fotografió y me la mandó por mensajero porque seguramente se le olvidaría la dichosa hoja. Ella es una mujer de gran sensibilidad, y aunque su rostro suele tener un gesto serio, cuando sonríe el cuarto se ilumina...

Susann, Claudia y Fabiola





Poco a poco se retiraban, y yo me quedé a dormir en casa de Susann (pa' variar) ; teníamos pendiente una platicada seria de los amores, los desamores y las ilusiones que no llegan a ser algo más... No sé a qué se deba, pero pareciera que anda el desamor caminando por las calles de la ciudad y me da tristeza encontrar pedacitos de corazón por varios lugares... Ya casi dormidas las dos "hablando de ti, hablando de mi" por fin puse en voz alta lo que sabía en mi interior desde hace ya muchos meses: tengo miedo de enamorarme, de abrir nuevamente mi corazón a las ilusiones... El silencio nos envolvió y en la penumbra de esa noche sin sueño, me pregunté: ¿será por eso que ahorita me es más fácil estar desapegada?

Ya me hacía falta platicar con Susann, y espero pronto ver a Chío con quien tengo también pendiente una laaaarga platicada... En diciembre platicando con mi hermana coincidimos en que las mujeres cuando platicamos lo hacemos no solo para desahogarnos o pedir consejos, lo hacemos también para analizar nosotras mismas en voz alta lo que estamos viviendo... Y compartirlo con amigas queridas, permite fortalecer esos lazos especiales que nos unen.


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El domingo regresé temprano de Toluca para ir a mi clase de Tai Chi y junto a mi se sentó una mujer anciana de aspecto humilde; su hijo que la había llevado al camión se despedía de ella por la ventanilla y desde que se sentó comenzamos a platicar las dos.

De pronto, se levantó la señora muy ansiosa para preguntarle a su hijo si le había dado a ella su credencial del INSEN o si él la tenía. Como el hijo le respondió que ella lo tenía, se sentó más tranquila y comenzó a buscarla. La buscó en las bolsas del sueter, en las bolsas del pantalón, en la bolsa de plástico donde llevaba un chaleco de Chiconcuac, en la bolsa de sus medicinas... hasta que se acordó que se la había guardado "en el trasijo" (entre el sostén y el seno).

Arrancó el camión y seguimos comentando del frío, del clima, de que a donde íbamos, etc. y de nuevo la señora se puso lívida mientras se preguntaba "y traje el portamonedas?". Y de vuelta a buscarse en las bolsas del sueter, en las bolsas del pantalón, en la bolsa de plástico, en la bolsa de las medicinas, en el trasijo... ¡y nada de dinero!. La pobre mujer tenía una cara de angustia que no podía uno dejar de sentir pena por ella. Le ofrecí un poco de dinero para que pudiera llegar a su pueblo sin complicaciones, lo que agradeció con miles de bendiciones. Después de seguir platicando de que su hijo le regañaría por perder el dinero (casi ya no le dejaban salir sola por temor de que a ella le pasara algo), y de comentarme que iba a su pueblo más allá de Tlahuac, se volvió a poner líbida y a buscar por todos lados su credencial del INSEN.

ah! que las hilachas!
Y todo el camino se la pasó así la bendita mujer: si no era buscándose la credencial del insen, era el boleto del camión "por si subían a pedirlo", o el dinero que yo le había dado, o el portamonedas que posiblemente había dejado en casa de su hijo, o las llaves de la casa de allá, o nuevamente la credencial del INSEN, en la búsqueda se encontró su dinero y me devolvió lo que le había dado, después se volvió a buscar dónde había guardado el dinero que pensó perdido pero había guardado en otro lugar mientras me preguntaba si ya me había devuelto lo que le dí... Comprendí la preocupación del hijo que observa cómo su mamá ya no recuerda las cosas tan bien como en su juventud, y entendí el deseo de la señora por seguir haciendo una vida (SU vida) valiéndose por ella misma....

Y me pregunté.... si yo fuese una mujer longeva y también tuviera esos olvidos, esas lagunas de recuerdos... será mejor que vaya haciendo una alcancía para poder pagar mi hospedaje en un asilo de ancianos, porque no tengo ni marido ni hijos que cargarán conmigo.

Eso si, seré una viejita bien coqueta y a go-go. ;)

Así me veré



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermana, muchas gracias por venir hasta esta tu casa, realmente me la pasé bien y en efecto: nos debíamos esa charla, realmente me sentí mucho mejor después de platicar contigo, sentía desde hace tiempo ese nudo en la garganta que terminó por ceder mientras te contaba cómo eran las cosas ahora.
Sé que tu también necesitabas "pensar en voz alta" y finalmente creo que esta plática nos ayudó a las dos.
Te quiero mucho, gracias por ser amiga, hermana, cómplice, consejera... gracias por ser mi hermana!
Y bueno, ya te pasaré las demás fotos que andan por acá.
Un abrazo y gracias nuevamente por venir.

Anónimo dijo...

uy tia si esa ley es tremenda!!! a mi me estuvo poniendo en una hoja skene pronta!!! jajajajajaja

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