miércoles, 6 de abril de 2005

Amaneció...

Ciertamente. Cuando sale el sol, los demonios se ocultan entre las sombras, los dragones se van a dormir, y las cosas se ven diferentes a como eran unas horas atrás.

Y como supuse en medio del insomnio, he vuelto a ser de carne y hueso con el alma transformada. Vuelvo a ser guerrero que aprende de sus luchas.

Y ahora sé más que antes, una cosa cierta como la verdad: Le quiero... quiero mucho a mi delfín.


Dejo el vaso por un rato para descansar.


Y después... después lo que sea. (Ntra. Sra. de la Luz - Marcela Serrano)



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