Contar con amigos que escuchen las tristezas y den apoyo para salir adelante, no tiene precio...
Febrero fue un mes de contrastes difíciles. El cambio-mudanza a un edificio nuevo, mi cumpleaños 46, pero días antes, el fallecimiento de un amigo querido y cercano... Antes lo había tratado en forma ocasional, pero en los dos o tres últimos años, la convivencia era casi diaria, entre la elaboración de su tesis y las prácticas dominicales de Tai Chi.
Nos habíamos vuelto mutuos confidentes y su repentina muerte dejó un enorme hueco.
Sigue presente en el recuerdo de todos quienes lo conocimos, pero aún le extrañamos y su humor sarcástico lo sigo extrañando...
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