miércoles, 6 de enero de 2010

6 de enero



Juego que me regaló un seis de enero
(Silvio Rodríguez)

Soy ciudadano del amor,
llevo dogal de belleza
entre la hombrera y la cabeza,
entre rodilla y cinturón.

Haciendo crítica social
me perfumé de valiente,
creyeron que era disidente
y no era más que natural.

Martí me habló de la amistad
y creo en él cada día,
aunque la cruda economía
ha dado luz a otra verdad.

El mundo tiene la razón
puesta en el pan, en el diario,
ese señor rudimentario
que nos dará la absolución.

Ciega, la vida nueva es
como un verso al revés,
como un amor por descifrar,
como un Dios en edad de jugar.

Trino, vete al destino,
al punto que será final,
juega lo que no jugué,
y canta que aunque sin rey mago
sigo en pie.

Seguro estoy requetemal,
debo sufrir algo extraño,
pues ni la hiel ni el desengaño
me dan razón de funeral.

El fin de siglo trae la sien
cebada de podredumbre,
como invitándome a una lumbre
que prenderá quien ame bien.

Bendito el tiempo que me dio
una canción sin permiso.
Bendito sea el paraíso
algo infernal que me parió.

El día del Armagedón
no quiero estar tras la puerta,
sino soñando bien alerta,
donde esté a salvo de perdón.


Alguna vez leí en alguna entrevista a Silvio que él, siendo niño crecido en familia atea, tuvo una discusión con una compañera de la escuela, quien era católica. Ambos tenían diferentes puntos de vista sobre un tema importante: ¿Los Reyes Magos existían o no?... Silvio, el ateo, era quien defendía su existencia.

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~ Non sum qualis eram - No soy la que fui ~

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