- ¡Hatshepsut! Mi bienamada, mi hermana -le tomó el mentón entre ambas manos y le rodeó el rostro, y ella se aferró a Senmut con la ferocidad de alguien que está a punto de ahogarse. Mientras se besaban, en los labios de ambos vibró una dolorosa ternura y las lágrimas de Hatshepsut se escurrieron por entre los dedos de su amado-. ¿Estás segura? -preguntó él dulcemente-. Mira que no es una decisión trival, tratándose de un faraón.
Ella asintió con ardor.
-Hace mucho tiempo que estoy segura -le respondió, besándole el cuello, el mentón, los ojos-. Amémonos mientras podamos, querido hermano mío, pues es cosa muy triste envejecer y ver cómo el amor se marchita y muere por falta de sol.La dama del nilo / Pauline Gedge
Snif.... :´(
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