Pesadillas

Diablos! Ayer tuve una pesadilla espantosa...

La última vez que tuve una fué hace 8 años; en ese entonces estaba en un grupo de Teatro y estábamos ensayando para una obra sobre Leyendas de México.

En ese entonces el ensayo se hacía de noche en los jardines traseros de un ex-convento, y junto a estos jardínes se encontraba un cementerio que se veía perfectamente. La noche de aquella pesadilla habíamos hecho ejercicios de interiorización para ubicarnos en la época virreynal y regresé a casa a media noche. Recuerdo que ese día estaba sola en casa y dormía profundamente cuando me desperté sobresaltada, y en mitad de la noche me pareció ver junto a mi cama un rostro gris horrible, con una sonrisa burlona. Solo me aferré a las cobijas un un grito ahogado se había trabó en mi garganta. Con el corazón palpitante encendí la luz y -lógicamente- no había nada. Mi mente me repetía una y otra vez que era una pesadilla producto de mi imaginación, que me había influído el ensayo, pero mi corazón latía tan rápidamente y sentía una opresión en el pecho del susto que pasé que me tardé dos horas para dormir nuevamente en aquella ocasión.

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Ahora no estoy en teatro, ni me la paso en ex-conventos lúgubres o en cementerios a media noche, pero el susto de ayer fué realmente angustiante...

Dormía a pierna suelta cuando sentí (casi ví) que la silueta de un hombre se acercaba sigiloso junto a mi cama y que me atacaba estando yo en esa posición indefensa. Me desperté saliendo rápidamente de la cama para defenderme y comencé a atisbar en la oscuridad buscando la supuesta silueta con el corazón latiéndo fuerte en mi pecho. No había nada. Encendí la luz y comencé a recorrer lentamente mi cuarto, salí y comencé a encender y recorrer toda la casa en busca de algún intruso. Nada. Volví a recorrer cada cuarto revisándolo cuidadosamente mientras apagaba cada luz encendida durante el primer recorrido... Nada. Solo estaba la Gatiti en su caja con sus hijitos mirándome con cara de "¿qué fiestas son éstas a las tantas horas de la madrugada? ¡Ya déjame dormir!".

Volví a mi cama y puse mi Jo (1,40 m) junto a ella para tenerla a la mano por cualquier cosa, pues la inquietud seguía anidada en mi pecho.

Miré el reloj: 2 am. Me preguntaba qué cosa me había puesto mal al grado de provocarme semejante pesadilla, y recordé que 4 horas antes vi el programa "Bergman & Bergman" en Discovery Healt, y estaban hablando con mujeres que habían sido abusadas en su niñez y su proceso para superarlo. Me enfurece que abusen de los infantes y ese programa me dejó muy inquieta... Lo había olvidado hasta que desperté por la pesadilla.

Hay pesadillas horribles donde aparecen seres deformes y situaciones extremas. Pero aquellas donde existe la posibilidad de que algo ocurra (un incendio, un intruso, etc.) son las más angustiantes que puede uno tener....