- Nada ocurre porque sí. No hay nada realmente casual. Nuestro mundo tiene un destino y tu llegada no fué un acontecimiento azaroso.
- ¡Qué quieres decir? - preguntas con voz trémula - ¿Acaso sabías que yo vendría?.
- En realidad, no - replico - Mejor dicho, no sabía que vendrías en este precioso momento, pero sí sabía que ocurriría. Tenía que ocurrir.Richard Bach. El puente hacia el infinito (1984).
Lo leí siendo adolescente, y aunque no me gustó tanto como Juan Salvador Gaviota, este breve diálogo me impactó mucho. Quizás porque así pienso desde esa edad, y son varias las frases que tengo que coinciden con esta idea: Nada ocurre porque sí, en forma azarosa...
Ahora tengo mayor conciencia de que el enorme papel que jugamos para que las cosas sucedan en una u otra forma, con nuestras decisiones, son causalidades.
Pero la magia, la poesía nos llena al decir:
Tantos siglos
Tantos mundos
tanto espacio
y coincidir...
(Mexicanto)
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