Como podemos sobrevivimos económica o mentalmente. Algunos tenemos suerte de no haber sido afectados económicamente y seguimos trabajando a distancia desde casa, pero la salud mental y emocional decaen. No estamos hechos para el aislamiento y la falta de contacto físico. Los temores crecen y tratamos de minimizar los estragos.
Lo que no había hecho en mucho tiempo, este inicio de año retomé: el cuidado de mi salud.
Soy diabética y aunque -según yo- me "controlaba", mi imaginación distaba muchísimo de la realidad. El descontrol era total, como la pandemia en sus inicios. Y no solo la glucosa tenía en descontrol: hipertensa, triglicéridos altos, baja de peso..
Han pasado dos meses desde que inicié mi control tanto con la Endocrinóloga como con la Nutrióloga: insulina, alimentación controlada, medicina, mucha medicina... y el quíntuple de paciencia como fuerza de voluntad.
Y estos últimos son los más necesarios para no caer en las tentaciones de los panes y dulces que abundan al alcance de la mano, como para controlar mi autosabotaje cuando las cosas no salen como pretendo y me esfuerzo.
Pese a este caos y descubrir los miedos que trataba de ocultar, la bicicleta me salva de esos infiernos internos e invito a mis demonios a que me ayuden a pedalear porque mi fuerza no es la misma de antaño.
~ Non sum qualis eram - No soy la que fui ~
Redescubro mi cuerpo, su forma de hablarme, de reaccionar. Me redescubro nuevamente quién soy ahora.
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