La ausencia pesa, los silencios pueden matar lentamente.
Hay silencios autoimpuestos, tratando de evitar indicreciones o imprudencias.
Después, los silencios por falta de tiempo, exceso de trabajo, agotamiento extremo.
Las palabras calladas se acumulan en el alma, como cuando llueve y graniza: el granizo despedaza las hojas de los árboles, y esos pedacitos obstruyen las coladera, impidiendo que se desahogue el agua de lluvia.. se acumula... inunda a su alrededor.
Quiero volver a contar las pequeñas cosas, lo cotidiano, lo sorprendente y lo que enoja.
Ya fue mucho tiempo guardando silencio...
~ Non sum qualis eram - No soy la que fui ~
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