jueves, 13 de marzo de 2008

Hacer o no hacer

En la mañana que tomé el pesero para venir a la oficina me senté del lado del pasillo, me puse mis audífonos para escuchar música y olvidarme del tráfico que encontraría en el camino.

Estaba muy contenta con mi selección musical cuando de reojo observé a una pareja sentada en el otro lado del pasillo, en la banca larga que está de lado. Él se veía contrariado mientras escuchaba a su acompañante, una chica de cabello claro que tenía los ojos llorosos.

Mi primera impresión era de que eran novios en una discusión, pero después me percaté que la actitud de ella era de confiarle sus problemas a él. Desvié mi mirada para no ser indiscreta pero me llegaban frases sueltas pese a mi música, y con el rabillo del ojo noté movimientos que ella hacía y que no me parecieron normales.

Como no había personas que me taparan la visión seguía percibiendo los movimientos con el rabillo del ojo, y entonces me dí cuenta que ella se estaba golpeando a sí misma.

Me sorprendí, y creo que las personas cercanas a ellas estaban igual que yo. Por lo que pude deducir de las frases, movimientos y otras señas de lenguaje corporal, ella tenía un fuerte problema con una tercer persona, se sentía responsable por ello y no sabía cómo decirle el problema.

Era tan grande su frustración y ansiedad que por momentos se gopleaba la cabeza, la pierna izquierda o el brazo con un celular que tenía en la mano... ese era el movimiento que había percibido y me sorprendió.

Su acompañante - su novio - la escuchaba en silencio, y por momentos la abrazaba y besaba para intentar tranquilizarla y darle su apoyo... ella se recargaba en él y cargaba de nuevo en golpearse la pierna o el brazo.

Así fue todo el camino, desde Taxqueña hasta Copilco.

Sentí tristeza por esa muchacha joven, que no sabía cómo enfrentar sus angustias.

Sentí tristeza por mí, que no supe cómo debería reaccionar. Si acaso darle un abrazo, una palmada, una sonrisa o seguir apartada sin decir nada...

Y eso fue lo que hice... mirar de lejos y guardr silencio. Para pérdida de ella y mía.



2 comentarios:

La Blu dijo...

se me ocurre que quizá un pensamiento de luz y amor, como esos que sabes enviar... le hubiera caído bien.


Que triste historia.

Te abrazo.

Anónimo dijo...

El manejo de las emociones es algo complicado.
Tuve un familiar internado en la clinica 27 del IMSS y mientras esperabamos la hora de visita llegó una ambulancia de la que bajaron a una joven para meterla a la sala de urgencias. Pero lo extraño es que la mujer reía a gritos, una risa descontrolada y dolorosa. Supongo que esa fue la manera en que su organismo respondió ante algún evento doloroso.

Muy triste

"Soy Garrick, cambieme la receta..."

Saludos!

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