jueves, 4 de octubre de 2007

God Save The Queen

Un mes antes había conseguido los boletos. Sabía que no podría asistir al concierto de Sabina y Serrat, pero la oportunidad que tenía frente a mi no la pensaba desperdiciar.

Invité a mi sobrina Akaliana como cómplice de la aventura musical. No sabiamos muy bién que ocurriría, pero todo estaba listo para el domingo 30 de septiembre, justo a las 12 en punto.

Entramos con media hora de antelación a la Sala Netzahualcóyotl y ocupamos nuestros lugares en la quinta fila, lado izquierdo del escenario. Yo estaba emocionada, pero Akaliana estaba triplicadamente emocionada, casi al borde del paroxismo.

Mirábamos los músicos afinando y ejercitándose para soltar los dedos y poder hacer una buena ejecución, y mientras releíamos el programa, nos preguntábamos dónde van a caber tantas y tantas personas en ese escenario que de pronto se me antojó pequeño.

Toda la Orquesta Sinfónica de la UNAM estaba citada, también el quinteto de la Banda Aleph Liverpool y el Coro Alpha Nova del IPN... Casi 190 personas ocupando cada centímetro vital de ese mágico espacio.

Nosotros, el público, estábamos impacientes.

Llegó el momento. El silencio se hizo cuando entró el Concertino para solicitar los últimos acordes antes de esperar la llegada del Director huésped, Alfredo Ibarra.

Inició la Obertura de Candide, aplausos, entraron y se acomodó el Coro del IPN y comenzó la maravilla, remontándonos en las notas de Bohemian Rhapsody.

Todo se fue sucediendo en cascada de emociones: la sobriedad de los instrumentos sinfónicos, la energía de la música electrónica de la Banda y los puntuales coros con sus breves bailes que enfatizaban las canciones. No sabía que hacer: si guardar la compostura que uno suele tener ante la música clásica, o gritar y agitar los brazos al ritmo de Rock.

Las dudas se fueron cayendo en cada canción. Para la cuarta canción los propios músicos de la OFUNAM también bailaban y golpeaban el suelo al ritmo de We Will Rock You. Se agitaban hacia atras y adelante, las trompetas hacían solos jazzísticos, los Oboes y los Clarinetes también cantaban su triunfo: We are the champion. Las cuerdas nos llevaron al espacio sideral en un Flash y los violines y percusiones también decían I want It All.

Llegó el intermedio que nos decía en Innuendo que la locura no había terminado, que antes de que terminara el programa afirmaríamos: Another One Bites the Dust.

Más y más canciones se fueron dando, todos olvidamos la compostura: gritamos, coreamos, aplaudimos, recordamos... Gritábamos "Save Me, don't Killer Queen"!!. El director fue Sombody to Love, quien también gozó cada momento: pidió la participación del público y nos guió en ritmo. Eso era un Radio Ga-Ga.

Nos llenamos de energía en ese A Kind of Magic; no queríamos que terminara y pedimos repetir la experiencia. Tres canciones más y ellos finalmente pidireron I Want to Break Free. Salimos al sol, con un Crazu Little Thing Called Love..

Gozamos a Queen de una forma inolvidable... Creo que encontré a mi Love of my life.




Pd. En realidad no cantaron "Love of my life", pero me encanta esa canción...

3 comentarios:

Oliva León dijo...

Wow, yo soy super fan de Queen y de mi bienamado Freddy... que manera tan padre de narrar ese concierto, mil gracias, por un momento sentí que estuve ahí.

Horus dijo...

Malvada! Como no me invitaste a mi tambièn.... next time, huh!

Anónimo dijo...

AKALIANA HA DE SER AMIGA DE UN TAL JOAKueliano.... a poco no.

atte

el anonimo de las grenniudas.

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