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No sé si yo soy muy lógica, si me amoldo a los cambios como algo natural o soy tan despreocupada que sorprendo a los demás...

Y es que después de vivir tantos años sola, mi vida cambia ahora que mi sobrina vive conmigo, pero ese cambio lo tomo como algo natural: mi vida cambia porque compartiré espacio y tiempo con otra persona, y sé que tendremos momentos buenos y otros no tan buenos, que tendremos nuestros roces y discusiones y que tenemos que encontrar el punto medio de convivencia para ambas.

Para mi no representa ninguna crisis existencial ni conflicto alguno. Por eso me sorprendió que en la semana dos personas me preguntaran sobre cómo le voy a hacer con mi futura vida íntima.

La primera que me preguntó sobre ello es una amiga, y entre bromas y bromas platicamos sobre ello. Como amigas que hemos platicado de varios temas, la picardía y la confianza me permitía sentirme cómoda conversando de este tema con ella.

Pero fue con la segunda persona que me preguntó sobre ello que me resultó incómodo y algo molesto. Quien me preguntaba era [él] (a quien le puedo platicar de cosas en general de mi vida, pero aún no me siento confidente como para compartirle de mi intimidad), me molestaba su reiterado comentario de "tu vida va a cambiar, ya no será lo mismo" (eso es lógico ¡duh!), y por último porque me hace sentir como persona de segunda porque él ha vivido una relación de pareja y yo no (el tono de voz "yo-lo-sé-todo-y-tu-no-sabes-nada" que usa me pone con el humor de un sargento mal pagado)...

No, no me molesta modificar mi vida ni es para mi un sacrificio. Digo, la verdad es que desde hace más de un año no tengo una vida romántica o sexual que se vea afectada por el cambio, así que no sacrifico nada; y en caso de que llegase a presentarse alguien, pues nos iremos a su casa, a un hotel o ya veré en su momento...

En verdad, no le veo caso preocuparme por algo que no sé si sucederá y gastar mi energía en esa inquietud.

¡Que cosas! Esto de que mi último ex me pregunte cómo le haré para ejercer mi sexualidad en mi casa, nunca lo había vivido... ¡Chale!




Pd. Cuan profundo me habrá dejado clavada la espina esa conversación que el fin de semana que vi a mi hermana, lo comenté con ella... Llegamos a la conclusión que no debo inquietarme y que siga siendo tan despreocupada como siempre (ella es un poco menos que yo).