Todas las mañanas, rumbo a la oficina, se sufre con el tráfico que hay en cada calle; me enoja caminar por el metro y que un mar de individuos acaparen todo el pasillo para ir en contrasentido al que -supuestamente- me corresponde y que además pasan empujando a quien pase cerca de ellos.
Estoy agotada de tener que invertir tres horas diarias de mi vida para transportarme de mi casa a la oficina (ida y vuelta), cuando la distancia se debería recorrer en 20 minutos (ida). Recuerdo cuando hace dos años cayó una tromba y paralizó toda la zona sur de la ciudad; me fuí caminando de la oficina a mi casa e hice una hora, siendo que en el transporte público en tiempos regulares hago una hora y media.
Y para terminar de colmar la copa de mi neurosis e impaciencia, no me siento satisfecha con mis clases de danza árabe.
Mi maestra tuvo que salir para la segunda semana de mayo y regresa hasta agosto. Nos dejó un par de sus alumnas avanzadas sustituyéndola, pero no me acomodo con ellas. Perdí el interés, me siento frustrada por los ejercicios (me siento más torpe que cuando inicié) y dejé de disfrutar el baile... Prefiero tomar un breve respiro para tranquilizarme y quizás para agosto -cuando regrese mi maestra- retome las clases.
Ayer, saliendo de clases y rumbo a mi casa, me di cuenta de algo que nunca creí que llegaría a sentir: Ya no aguanto la ciudad.
No sé si el sentimiento es por toda mi tensión acumulada o si es un sentimiento concreto e instalado... Tendré que analizarme con más detenimiento.
Mientras tanto, ustedes disculparán.... ¡¡¡AAAggggggghhh!!! necesito gritar para sacar la neurosis.
Pd. Se me antoja un café, pero tipo cremoso, suavecito... Un café que me reconforte tanto como si me estuvieran abrazando en el sillón favorito... Pero como le dije a Bluesita, «No hay quién me toque nada, ni siquiera "La Marcha de Zacatecas"». Así que... amachino y me tomo mi café :P
1 comentario:
Mi clau, aparte de su neurosis naturalita, jejejeje...la ciudad se ha vuelto insufrible. Es el tráfico, la feroz competencia en la calle, desde tomar el micro o el metro, miradas agresivas, todo mundo queriendo ganar cinco segundos, no tener tiempo para uno mismo porque ese tiempo lo devora la rutina.
Yo tampoco pensé que llegaría el punto de desear vivir en otro lado, pero ya usté sabe que así es.
Piensa, analiza y ya sabes, en el barco que eventualmente zarpará al Caribe, siempre habrá espacio, jejejejeje.
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