jueves, 1 de marzo de 2007

La espera

Se detuvo cogido a uno de los postes que sostenían el secadero de hierbas y miró fijamente a Ayla.

- Al cabo de un par de años me di cuenta de que algo andaba mal y comprendí que la Madre me estaba castigando. Los hombres de mi edad iban encontrando compañeras; se establecían y mostraban con orgullo a los hijos de sus hogares. Yo, en cambio, no encontraba a ninguna mujer a la que pudiera amar de esa manera. Conocía a muchas, gozaba de su compañía y de sus Placeres, pero sólo me enamoraba cuando no debía hacerlo: durante los Primeros Ritos... y sólo por esa noche.

Dejó caer la cabeza. Se la hizo levantar una suave risa que le sorprendió.

- Oh, Jondalar, pero sí te has enamorado. Me amas ¿verdad?. ¿No comprendes?. El castigo no era tal. Me estabas esperando. Te dije que mi tótem te trajo a mi. Tal vez también la Doni. Pero has tenido que cubrir un largo camino. Has tenido que esperar. Si te hubieras enamorado antes, jamás habrías venido. Jamás me habrías encontrado.

Los cazadores de mamuts / Jean M. Auel

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