Hoy en la mañana, mientras volaba a toda prisa para salir a la oficina evitando ramas y pastos, algo en el suelo llamó mi atención: Era un extraño objeto blanco semioculto en un rincón cercano a la barda.
Pensé con molestia que tal vez se trataba de la propaganda, de esa que suelen aventar sin consideración para ensuciar mi pequeña jungla particular, pero carecía de las líneas cortantes que suele tener el papel. Era más bien redondo de unos 15 centímetros de diámetro y aún a la distancia podía apreciar su textura suave.
Curiosa (como suelo ser) me acerqué a esa cosa que estaba en el suelo, haciendo un lado las ramitas de epazote y las pencas de sávila, hasta descubrir lo que era.
¡Un enorme hongo blanco!
Con una mezcla de sorpresa y asombro, miré a mi alrededor buscando un recuerdo de niña... ¿habrá algún pitufo por aquí cerca?. Miré nuevamente el hongo y me dí cuenta que no, no es como aquellos en los que los pitufos construían su casita. Puedo estar tranquila: Gárgamel y Azrael no estarán cerca.
Mientras contemplo asombrada la forma y suavidad de ese hongo, olvido el tiempo y las prisas que tenía por salir... Me imagino la oruga de "Alicia en el país de las maravillas" recostada sobre éste hongo, fumando su pipa y haciendo volutas de humo en medio de su modorrez tranquila.
No, éste hongo se me antoja para algo más que un diván de hachís... quizás...
Sí. Es posible que en esa blanca y suave textura se junten al atardecer las hadas para platicar, para descansar... o tal vez, para enamorarse...
Despierto y recuerdo que debo ir a trabajar. Con pesar, dejo el lugar con mis ensoñaciones... Más tarde, a mi regreso, veré si encuentro en ese suave lugar algunas hermanas aladas para hacerme compañía.
2 comentarios:
los hongos me dan ansiedad...
Y si hacemos una sopa de hongos al mero estilo de María Sabina???
:p sha me dió hambre
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