Supongo que adolesco de lo mismo que reclamo cuando me llega el cansancio. Soy yo quien visita, soy yo quien pasa a saludar, soy quien busca... y de allá para acá no buscan, no pasan, no visitan...
Me quedé quieta y silenciosa, esperando (dicen que si persigues una mariposa ésta se aleja, pero si uno se queda quieto podría posarse en uno). Por eso dejé de visitarle, de saludarle, de buscarle. Pero no. Nada. Silencio.
Después de 2 o 3 semanas hoy mi ánimo es distinto. Si al principio me mantenía alejada fue respeto a su/mi/nuestros espacios, después fue ánimo con dejo de tristeza que cambió a enojo; hoy lo que siento es desinterés. Ya no me interesa ver si se posa o no el lepidóptero de ese cuento. Es incómoda la situación, pero ya no quiero buscarle, ni preguntar, ni hablar.
¡Diablos! Que reflexión la mía para ser viernes...
Pd. Necesito ya las vacaciones para serenar mi alma.
2 comentarios:
Y conociendo parte de la historia, me parece que has tomado la mejor desición hermana!!
Tarde o temprano intentará volver a ti, quizás para ese entonces ya sea aún más tarde de lo que es ¬¬
Oh, hermana mía! Así es lo que acontece en mi interior.
No sé si intentará volver... ¿volver a qué?, ¿para qué?, ¿cuál sería la motivación para hacerlo?. Al menos, esas son las preguntas que yo me hago... y mi desinterés crece con cada interrogante.
Un mega abrazo para ti, con todo mi cariño.
Pd. ¿como van con la idea de la reunión en Toluca? ¡Ya quiero verlos!.
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