lunes, 26 de junio de 2006

Caminos

El Tao es como una taza vacía que, al usarse, nunca se puede llenar.
Insondable, parece ser el origen de todas las cosas.
Embota las aristas afiladas, deshace los enredos, armoniza todas las luces, une al mundo en un todo.
Oculto en las profundidades, parece existir eternamente.
Ignoro de quién es hijo; parece ser el antepasado común a todos, el padre de las cosas.
Tao Te King.


Ayer en el Tai chi, después de hacer un rato meditación, nuestro maestro nos hizo una pregunta a todos. El practicar Tai chi ¿nos ha cambiado en algo?.

Reflexiones, comentarios, coincidencias... se nos fué el tiempo sin sentirlo.

¿Yo he cambiado?. Recordando como era yo hace 4 años y como soy ahora, digo: Si. Antes mi neurosis era más acerbada, mi insatisfacción por lo que ocurría y lo que no ocurría daba como resultado un caracter más agresivo y violento...

Creo que me he vuelto más tolerante, más paciente, acepto más mis sentimientos agresivos y los manejo mejor (no digo que los controlo al 100% pero el cambio es mucho), que acepto más las realidades y que no tengo el control sobre muchas situaciones... Me falta mucho aún por aprender.

De regreso a casa me dieron aventón Erik y Bety, así que seguimos platicando sobre ese tema. Les decía que tengo la idea que el cambio va más allá del Tai chi. Había una necesidad de cambiar y un aspecto nos lo ha permitido el Tai chi, pero también cada uno ha buscado otras cosas más: lecturas, ideologías, prácticas de otras actividades, alimentación...

Ahora que lo miro en retrospectiva, sé que tenía en mi interior la necesidad de producir un cambio en mí, un deseo callado de saber quién caramba soy yo, y el Tai chi ha sido un camino agradable que sigo andando para llegar a este increíble descubrimiento.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bueno que después de todo hayas encontrado un desfogue a tus sentimientos..... un abrazo mariposita!

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