Al reacomodar mis cosas en la bolsa, noté que en mi celular había un mensaje de una llamada perdida y un mensaje en mi buzón de voz. Por un momento pensé que sería algún recado de Piolina o Tesorito con quienes comí en la tarde, pero la hora de la llamada coincidía cuando ya estaba con ellos.
Curiosa, marqué al buzón de voz para escuchar el recado de aquél teléfono desconocido y comenzó a sonar en el mensaje unas notas de cumbia y un canto que decía:
Decídete a volar:
eres la fea más bella
y no te has dado cuenta;
cada día te quiero más.
Ahí, en mitad de la explanada de la UNAM, una llamada desconocida, probablemente equivocada, me hizo reír y terminar el mes con una sonrisa en mi rostro.
Flor libada por Mariposa de humo
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