martes, 9 de mayo de 2006

Recortes literarios

Recortes o frases de libros...


El corazón de piedra verde (Salvador de Madariaga):


- Pero - replicaba Xúchitl - es muy posible que las costumbre que traigan sean precisamente las que vos queríais que tuviéramos; y eso os debe alegrar.

Nezahualpilli contemplaba la idea unos instantes, para concluír.

- No, porque nuestras costumbres, aunque cambiasen, hubieran sido las nuestras, nacidas de nuestro ser. Como una serpiente que cambia de piel. Las de ellos serán como un traje que nos pondrán. No lo llevaremos a gusto.


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El amor vive en la mirada. El amor más hondo vive en una mirada. La unión, la unión más profunda e íntima se alcanza al encontrarse dos almas que se funden en una como en una se funden dos miradas que se miran.


Memorias de una geisha (Arthur Golden):

Me llevó un rato comprender que mi padre había estado casado antes, hacía mucho tiempo, y que toda su familia había muerto. No mucho después volví a visitar las sepulturas y descubrí que la tristeza es un peso difícil de llevar.



Amarse con los ojos abiertos (Jorge Bucay):

«Conciencia es la gran palabra. Seamos conscientes de lo que nos esta pasando, entreguémonos a ello, así se cuida y se construye el vínculo.

El recurso siempre es el mismo: conciencia, centrarnos. Sólo si estoy dentro de mí puedo manejar situaciones difíciles.

Mucha gente vive arrancada de sí misma, sacada -como se dice ahora-, conectada sólo con lo que piensa y sin idea de lo que realmente siente. Así es muy difícil entregarse al amor. Para amar es imprescindible mirar hacia adentro.

Así, sin necesidad de que haya conflicto puedo mirarme, estar conectada y ser yo misma.

Si no me muestro, nadie puede amarme.

En todo caso amarán mi disfraz, como tú dices, y eso no me sirve.»


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[A Roberto] Siempre le había fastidiado la sensación de estar perdiendo el tiempo.

Recordó al mercader de El Principito, vendía pastillas para no tener que perder el tiempo tomando agua. Uno podía ahorrar hasta veinte minutos en una semana, promocionaba el mercader. Y el Principito había pensado: "Si yo tuviera veinte minutos libres, los usaría para caminar lentamente hacia una fuente".

"Perdiendo el tiempo - se dijo [Roberto]. ¿Cómo se puede perder lo que no se posee? ¿Cómo se puede conservar lo que no es posible retener?".

"Si yo pudiera elegir... ¿Qué querría hacer si dispusiera de veinte minutos de más?"

Sonrió.

"Sería muy buena inversión usarlos en esperar el encuentro con la persona amada".


Si yo dispusiera de veinte minutos de más... Acariciaría su mejilla, miraría sus ojos, le sonreiría y le daría un dulce beso en los labios a mi Delfín...




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