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Desde mediados del año pasado estoy llevando a cabo un ejercicio interno, para aprender a desapegarme: desapegarme de los objetos, de las personas, de los sentimientos, de los recuerdos...
No es sencillo para mi. Soy una persona que estoy apegada a mis sueños, a muchas personas que les tengo cariño, a mis sentimientos... Es un proceso de aprendizaje muy lento, tomar conciencia y aceptación para soltar y no retener.
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Ayer domingo regresamos a las prácticas de Tai Chi y al finalizar los ejercicios hicimos unos minutos de meditación, mientras Erik (nuestro maestro) nos leía la traducción de unos escritos para ir haciendo reflexiones, y tocó este tema sobre desapegarnos. Me dejó pensando mucho, mucho...
"Desapegarse" no es sinónimo de "ser indiferente". No es ser indiferente o ausente a los sentimientos y a las relaciones con las personas, sino tomar conciencia y aceptar que nada es para siempre. Los objetos se pierden o se rompen, las personas siguen sus propios caminos y no siempre estarán a nuestro lado, hay sentimientos que pueden ser momentáneos (como el enojo, la tristeza, etc.)... Ser conciente de que todo es tan breve que hay que vivir cada momento comprometidamente y desapegarse para poder decir adiós...
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Y ayer en la tarde puse en práctica este aprendizaje de el desapego con algo muy simple: un teléfono.
Mi celular se había descompuso en la mañana y tuve que llevarlo a un Centro de Atención a Clientes para que lo revisaran. Después de varias horas de espera, me dijeron que tendrían que llevarse el aparato a la empresa para revisarlo y decidir si la póliza se hacía valida o no (presentaba un pequeño golpe/raspón por una caída cuando recién lo compré hace 6 meses).
Esta situación me provocó varias reacciones: preocupación porque tenía mucha información en ese aparato y no pude guardar en el chip GSM; inquietud porque me había acostumbrado a siempre traer el celular y sentía que mucha de mi vida estaba en ese celular (mi vida es más que ese o éste teclado); frustración por el tiempo de espera (10 días) y que el arreglo del aparato pudiese no llevarse a cabo si decidían no hacer válida la póliza.
Desapego... aprender a desapegarme a un objeto material (el celular), desapegarme a sentimientos (preocupación, inquietud y, sobre todo, frustración) que me provocaba la situación y que podrían limitarme.
Hoy me siento tranquila. Si se arregla el celular ¡qué padre!. Si no se arregla el celular, no hay problema, puedo conseguir otro (tengo mi GSM). Si la información se pierde, la volveré a pedir...
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Explicar todos los pensamientos que tengo rondando en mi mente, no me es fácil en este momento. Espero seguir aprendiendo a poner en orden y con palabras los 50 pensamientos que me asaltan al mismo tiempo.
Le pedí a Erik una copia de lo que nos leyó durante la meditación... si puedo tener una copia, transcribiré aquellos pasajes que me dejaron tan pensativa.
Abrazos a todos de esta aprendiz de... aprendiz de... errr... aprendiz de mi misma....
Temas: Personal Reflexiones
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