lunes, 21 de noviembre de 2005

Sobreviviendo el lunes

El fin de semana estuvo salpicado de todo. Comenzando con una santa empapada que me dí el viernes en la noche al salir de la oficina y llegar a la casa hecha una sopa de fideo.

Y el sábado en la mañana esperar a que llegaran Skene y Altamar, quienes arribaron a Papalocalli ("casa de las mariposas", mi casa) cerca de las 11 am. De ahí fuimos a Metro General Anaya a buscar a Caro y partimos de ahí rumbo al centro de Coyoacán, para la presentación de Luis Pescetti en el Museo de Culturas Populares.

El lugar estaba llenísimo, nos tocó de pié; niños y papás (y los colados también) estábamos inquietos esperando el inicio del concierto. Finalmente llegó el presentador y comenzó la función... ¡Qué genial estuvo todo!. Al principio me sentía inhibida de bailar y cantar, pero conforme seguía el concierto me fuí soltando más (además, ver a Skene bailando y cantando a todo pulmón las canciones de Luis, me ayudó tremendamente). No pude bailar más porque estabamos todos tan apretujados que parecíamos garapiñados, además de que corría el riesgo de pisar a algún chamaco y se me podía quedar embadurnado en el zapato (retomando un chiste de Luis, jojojo).

¿Qué más puedo decir? Solo que quedé enamorada de ese hombre carismático con alma de niño, bromista, respetuoso de los demás, y con una sencillez tan cálida que roban el corazón.

«Esperé con ansiedad
el momento en que el público
espera con ansiedad.
Ahí donde ellos gritaban:
"Que salga, que salga",
yo gritaba: "Que lleguen,
que lleguen".»

De su disco "Boca sucia"



Después del concierto nos fuimos a entretener por el centro de Coyoacán, y no me había percatado de que en horario temprano (1 pm) casi no hay personas y se puede caminar con mucha tranquilidad... el relajo es más tarde. Y como el hambre comenzó a hacer ruido en los estómagos, nos dirigimos al Mesón del buen tunar -donde nos alcanzó Árbol- para tomar una cerveza y alimentos. Pláticas, risas, bromas, historias para contar... creo que de ser la tía de Skene, terminé siendo la tía de los mushashos.

Como la juventud se impone (la de ellos) nos fuimos al Centro Nacional de las Artes a la feria del libro infantil y juvenil, donde seguimos disfrutando de los libros y de una empapada marca "aguacero no esperado". Caro tuvo que retirarse por un momento, asi que entramos al cine para ver una película y así hacer tiempo para ir a Papalocalli. No les recomiendo la película "Palabras Mágicas" salvo por uno que otro efecto, como el que me encantó: Están escribiendo con un lápiz y van haciendo un acercamiento a la punta del lápiz haciendo contacto con el papel, se observa cómo cae el grafito al ir escribiendo y cada vez con más detalle se observa que cada partícula de granito en realidad son diminutas letras cayendo del lápiz.

Bueno, sigo escrbiendo... Después de la película con el aire acondicionado a lo que daba y de despedirnos de Árbol, nos fuimos a mi casa donde estuvimos escuchando música y después vimos una película que llevó Caro. ("¡Olvídate de mí!" con Jim Carrey). Claro! el diálogo final me hizo llorar y recordé un par de estrofas de Silvio Rodríguez: «Los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan ahí y ni el mejor recuerdo los puede salvar ni el mejor orador conjugar.»...

Nos dormimos los 4 como a las 3 de la mañana y el domingo se levantaron temprano para ir a la carrera en la que competía Altamar. Yo me quedé en camita para dormir un par de horas más y después irme a mi clase de Tai Chi.

Y hoy lunes, ya en la tarde noche, me duelen las piernas por el ejercicio y casi me quedo sin pulmones por la tos tan fuerte que me dió por las mojadas, el frío y los cambios de temperatura de este fín de semana.

Espero mejorarme, aunque el clima tiene gusto a invierno...


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