martes, 11 de octubre de 2005

Y sin embargo te quiero (Lyrics)

Me gusta el disco de Joaquín Sabina "Sabina y Cía. Nos sobran los motivos". Tenía una copia no muy buena de ese disco, pero lo escuchaba contínuamente. Un día en una reunión tropera, Don Rodo me pidió prestado el disco Eléctrico de ese album. Ya no regresó ese disco a mi cajita; ya no lo pongo a cada rato.

Ah! cómo le extraño a ese disco. Me desgañitaba cantando con el alma a la par de Olga Román "Y sin embargo, te quiero", para después escuchar la voz de Joaquín cantando su canción "Y sin embargo"... En la oficina coincidimos Irasema, Erika y yo: esta canción de Sabina es de un descaro tal que nos hace temblar el corazón y enamora. ¿Quién no se ha enamorado de tal manera que a pesar de las advertencias y lo que se vive, uno continúa repitiendo «y sin embargo, te quiero»?

Esta canción es para tomar una galleta de animalito, ponerlo sobre la muñeca (ya sea la izquierda o la derecha) y decirle a la galleta: "¡muerde!".

Hoy llegó a mi memoria la melodía y comencé a cantarla... No concía el final de la canción, y está canija.

Ésta es la letra completa de la canción Y sin embargo te quiero, tomada de la Página No Oficial de Joaquín Sabina (muy buena, por cierto): http://www.fut.es/~gbc/rosa.htm


" Y sin embargo te quiero "
Letra: León y Quintero
Música: Quiroga


Me lo dijeron mil veces,
mas yo nunca quise poner atención.
Cuando vinieron los llantos
ya estabas muy dentro de mi corazón.
Te esperaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hacía;
lo más que te preguntaba
era que si me querías.
Y, bajo tus besos,
en la madrugá,
sin que tú notaras la cruz de mi angustia
solía cantar:
Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía.
Que se me paren los pulsos si te dejo de querer,
que las campanas me doblen si te falto alguna vez.
Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañero;
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero.

Vives con unas y con otras
y na se te importa de mi soledad;
sabes que tienes un hijo
y ni el apellido le vienes a dar.
Llorando junto a la cuna
me dan las claras del día.
Mi niño no tiene padre...
¡Qué pena de suerte mía!
Anda, rey de España,
vamos a dormir,
y, sin darme cuenta, en vez de la nana
yo le canto así:
Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañero;
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero...


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