jueves, 29 de septiembre de 2005

Llamando a los demás

Hace unos días atrás, mi compañera Irasema me envió un correo con una presentación en Power Point con fotos tiernas de cachorritos y pensamientos amorosos.

Conforme pasaban las diapositivas y leía los mensajes, comencé a reflexionar el mensaje que pretendía mandar esta presentación en general.

El texto decía así:

* Si un día te da la locura de llorar... llámame.
No prometo hacerte sonreír, pero puedo llorar contigo ...

* Si algún día resuelves fugarte, no dudes en llamarme.
No prometo pedirte que te quedes, pero puedo fugarme contigo.

* Si un día te da la locura de no hablar con nadie...llámame.
En ese momento prometo quedarme bien quieto.

* Pero... si un día me llamas y no respondo...
Ven corriendo a mi encuentro... tal vez YO te esté necesitando.


Todo lindo, shubi-dubi y muy mono, pero... me comenzó a hacer "corto circuito" el mensaje.

Esto es lo que me "brincó" del mensaje: Yo le digo a mi amigo/a que me llame cuando tenga problemas, necesite hablar, estar acompañado o necesite un comparsa a su lado. Pero él/ella tiene que adivinar cuando yo lo necesito, y la única pista para saberlo es que me llame y yo no le responda. Es en ese momento cuando tiene que venir a mi. Tu me tienes que llamar pero yo a ti no. Lógico y coherente ¿verdad?.

.....

Mi autobalconeo:
Hace un par de días en mis reflexiones nocturnas, puse algo similar a esta presentación. No fuí a saludar, pero pudieron inferir/suponer que yo necesitaba que vinieran a saludarme. En otras palabras: adivínenme! Ya ni la amuelo... o como dicen los chamacos hoy en día: "o sea, we... hello!".

Ah! pero mi personalidad de Jarrito de Guadalajara o de Tlaquepaque (por fea, prieta y sentida... también yo tengo mis días de insufrible) hizo acto de presencia el fin de semana pasado, cuando leí un correo de mi hermano agradeciendo las felicitaciones, y sugiriendo que nos veamos más seguido, no solo en fechas de celebración. ¡Joé, qué caló!

The question is... yo soy quien va a su casa, pero no van a visitarme a mi. Y en la otra situación (los saludos), yo soy quien pasa saludando a todos, pero no viene a mi cubículo-papalocalli a saludarme. Lo que me brinca es que no hay Quid pro Quo, o mejor conocido como el democrático y sabio sistema infantil: una tu, una yo.

¿Y por qué me resulta tan incómoda esta situación?. Porque... pues porque... chin!. Porque así como yo voy/doy y no soy retribuída, a mi me han dado y no respondo de igual manera. ¡Oh teteu! ¿tlen pano?

Aún me falta mucho para aprender a decir "esta boca es mía", y decir qué es lo que quiero, que necesito o qué no necesito. Es mejor empezar por uno mismo antes de pedirle a los demás, o terminaremos siendo como los faroles "luz en la calle, obscuridad en la casa".
*

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jejejeje Entonces no soy la única!!! A mí también me pasa que siempre soy yo la que voy, llamo, recuerdo, busco a mis amigos, y muy pocas veces es al contrario... Y de eso he descubierto varias cosas. La primera es que a ellos, si quiero verlos/oirlos tengo que llamar yo ellos nunca lo van a hacer, no porque no me quieran ni nada de eso, sino porque no son el tipo de personas que te busca si no te está viendo constantemente (y esos no tienen internet en ninguna forma).

La segunda es que hay esa clase de personas que te vas encontrando en sitios donde menos esperarías que a fuerza de encontrarlos los conoces y se convierten en nuevos amigos, y quizá ellos si te busquen, es cosa de darles una oportunidad.

Así que Mariposita, paciencia y suerte para encontrar a aquellos tan detallistas como tú para que te busquen justo cuando los necesitas. Y suerte también para aprender a pedir (no es fácil, pero se puede, se de lo que hablo, jijijiji)

Con cariño,
Ileana

Mariposa de humo dijo...

Muchas gracias Ileana! Como decía en mi post, yo soy la que por lo regular no llamo ni busco, pero últimamente si lo estoy haciendo; justo ayer un amigo de cch me llamó y había pasado tiempo de nuestra última conversación. Claro! reconozco que es él quien siempre me llama, pero en este aspecto, él es más obsesivo que yo (jejeje).

De todas formas, estoy en el proceso de entender y practicar el equilibrio de este dar y recibir.

Un fuerte abrazo para ti!

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