Ayer en la tarde me avisaron.
No tenía diabetes pero sus riñones le dejaron de funcionar hace unos 8 años. Dializarse diariamente 3 o 4 veces al día durante ese tiempo, fué una muestra de su entereza y ejemplo para sus hermanos diabéticos.
Siempre tuvo una sonrisa en el rostro, palabras cariñosas floreciendo de sus labios y un consejo sabio cuando nuestros cielos se nublaban. Pícaro y un poco malhablado, más por juguetón que por irrespetuoso, su mirada tenía un brillo de niño travieso.
En medio de sus propias inseguridades, de sus propios miedos, de sus dudas tan humanas, siempre se fortaleció en el cariño de su familia y en su creencia en Diós.
Hoy ya no hay dudas en él, ni más diálisis, ni más preocupaciones.
Hoy siembro un árbol de abrazos que mitigue la tristeza por la pérdida. Un árbol para el Tío José.
No tenía diabetes pero sus riñones le dejaron de funcionar hace unos 8 años. Dializarse diariamente 3 o 4 veces al día durante ese tiempo, fué una muestra de su entereza y ejemplo para sus hermanos diabéticos.
Siempre tuvo una sonrisa en el rostro, palabras cariñosas floreciendo de sus labios y un consejo sabio cuando nuestros cielos se nublaban. Pícaro y un poco malhablado, más por juguetón que por irrespetuoso, su mirada tenía un brillo de niño travieso.
En medio de sus propias inseguridades, de sus propios miedos, de sus dudas tan humanas, siempre se fortaleció en el cariño de su familia y en su creencia en Diós.
Hoy ya no hay dudas en él, ni más diálisis, ni más preocupaciones.
Hoy siembro un árbol de abrazos que mitigue la tristeza por la pérdida. Un árbol para el Tío José.
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