miércoles, 22 de junio de 2005

De regreso

Tras unos días de ausencia, estoy de vuelta a mi jardín con más semillas y plantas para sembrar aquí.

Haciendo una revisión de mis nuevas semillas, tengo que:

* Mi sobrina regresó el sábado pasado tras 7 meses de ausencia. La familia fuimos contentos y felices a recibirla (yo le esperaba con unos cazares para que recordara los sabores chilangos), y todo ese día nos la pasamos en coyoacan caminando y paseando, felices todos y bromeando más...

* El domingo fuimos a desayunar unos ricos tacos de canasta a Ciudad Universitaria (por los campos de futbol) para aprovechar los más posible el rato que nos quedaban a todos juntos. Ya después me fueron a dejar a mi clase de Taichi y ellos regresaron a mi casa por sus maletas para regresar a Puebla.

*En clase nos dijo el maestro que es muy probable que hagamos una presentación en la UNAM por parte de los talleres, y ya nos organizó para ver quiénes mostrarán algunos de los ejercicios que hacemos. A mi me tocó estar en el grupo que haremos la forma de 5 secciones de Sable.

*Domingo por la tarde, con mochila y la bolsa con sable y espada, fuí al Palacio de Minería para ver dónde estaríamos trabajando lunes y martes. Aunque cansada, en facha plena y con todo el ajetreo, pude disfrutar de la frescura, el espacio y la calma que transmite ese edificio... Es bellísimo ese lugar.

*Lunes y martes, todos salió bastante bien en nuestro evento, y en medio de toda la presión tuve oportunidad de reflexionar muchas cosas y aprender un poco más sobre mi misma y sobre mis actitudes ante el enojo y estos son:

- El jefe de mi jefa me hizo el lunes un par de desplantes que me sacaron de onda y estaba sintiendo el enojo por lo mismo, e increíble (para mi) me percaté y tuve la conciencia de éste sentimiento, y pude analizarlo con calma en su inicio, lo que me permitió que no pasara de una molestia momentánea.

- El martes terminó el evento en el que yo estaba apoyando y el evento de otros compañeros de la oficina terminaría hasta el viernes. Ellos nos apoyaron mucho el lunes y el martes y e hicieron el comentario a mi jefa de que yo fuera a apoyar a uno de ellos al día siguiente (¿Quid pro Quo?). Yo estaba dispuesta a ir con mucho gusto (sí tenía ganas de ir), sólo necesitaba el permiso de mis superiores; mi jefa estaba también de acuerdo y faltaba que ella se lo comentara a su jefe a quien suelo también apoyar en el trabajo. Ya para retirarnos le pregunté de nuevo a mi jefa si iría entonces nuevamente al centro o si me iba a la oficina al día siguiente, y en lo que se ponía ella de acuerdo con su jefe, le pregunté a mi compañero sobre el día siguiente de cómo apoyarle, y él me dijo que no era necesario que fuera... ¬¬


De momento esto a mi me sacó muchísimo de onda y sentí una mezcla de molestia, enojo y un sentimiento de rechazo. Así que sólo le comenté a mi jefa que no iría al día siguiente al centro, que me habían dicho que no era necesario que yo fuera. Me despedí y tomé rumbo a mi casa, pero en el camino una vocecita en mi interior me dijo "¡a ver!, ¡pérate Mariposita sentida! ¿quién dijo que él tiene la obligación de aceptar el ofrecimiento de apoyo? Tiene todo el derecho de aceptar o rechazar el ofrecimiento, así que piensa bien qué ocurre en ti y por qué te molesta tanto que te digan que No..." .

Así es mi voz regañona, que suele darme unos buenos jalones para dejar de acelerarme. Me puse a reflexionar sobre este sentimiento y de todas las veces en mi vida en que yo me he enojado, molestado o sentido con personas a mi alrededor porque no aceptan mi ayuda. ¿cuántas veces he rechazado yo la ayuda de los demás? ¿y por qué los demás deben estar obligados a aceptar lo que se les ofrece?... No me había sentido tan conciente de todo esto hasta ahora.

El descubrimiento: Tener la conciencia de que nadie tiene la obligación de aceptar lo que le ofrezco, que no es malo ni terrible recibir un no por respuesta, que todos tenemos el derecho y la libertad también de aceptar o rechazar lo que se ofrece, lo que ocurre, lo que sentimos... Tener la libertad de decidir... Ser conciente de que me pueden decir NO, que pueden no aceptar lo que ofrezco y que ello no me provoque un conflicto interior, me ha hecho sentir más ligera. Y el sentimiento de Jarrito de Tlaquepaque que tenía ayer porque me dijeron que no fuera, se me quitó tras la reflexión.

Tengo mucho aun por tener conciencia de cosas como éstas y cambiar lo que yo desée y decida cambiar.... ya estoy en el camino.


«Aceptar es perder la urgencia, es dejar de pelearme con las cosas porque no son como yo quisiera, es conectarme con mi impotencia y es, especialmente, dejar de querer controlar la realidad externa.» - Jorge Bucay
*

3 comentarios:

Anónimo dijo...

uy!! querida Mariposa, vine a tu blog con intención de leer algo lindo, y mira que me encuentro con una reflexión que me llega como anillo al dedo. O como quíen dice, la pedrada directa.jejeje.. abrazos.

Anónimo dijo...

uy!! querida Mariposa, vine a tu blog con intención de leer algo lindo, y mira que me encuentro con una reflexión que me llega como anillo al dedo. O como quíen dice, la pedrada directa.jejeje.. abrazos.

Mariposa de humo dijo...

Tareskyta bella, si hasta parece que somos hermanas cófrades...

Prometo escribir pronto algo lindo para que te animes. Estas reflexiones necesitaba plasmarlas para también yo poderlas palplar más allá de mi propio pensar.

Te mando un fuerte abrazo con mi cariño.

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