No hacen falta alas para hacer un sueño,
Hoy al mediodía Erika, una compañera de oficina, me preguntaba cómo me había ido en el concierto de Silvio y me comentó que Irasema había regresado con el ánimo elevado a la milésima potencia después de el jueves 5.
Yo le platiqué lo padre que estuvo el concierto, de la tremenda emoción que sentí al escuchar a todo el auditorio corear las canciones de Silvio y cómo hubo canciones que me erizaron los vellos del brazo y del cuello; mis mayores estremecimientos fueron con "Papalote", con "Ojalá" (¡ay amor! en quién me haces pensar...?) y "Pequeña serenata diurna", además de las canciones "Pedacito de papel al viento", "A donde van" y muchísimas otras más.
Y finalmente llegamos al tema de la Tropa Cósmica. Se sentía asombrada ¿Cómo era que yo le había abierto las puertas de mi casa y de mis afectos a personas que no conozco? Pues si, lo hice sin el menor empacho ni con asomo de desconfianza... es parte de la tropa.
¿Cómo es que me emocionaba de conocer a personas con quienes sólo había intercambiado mails? Ponerle rostros, voz y abrazos a amigos tan queridos... Y eso también es la tropa.
¿Desvelarse con unas personas con quienes lo que compartes es el gusto por la trova, la música de Silvio y tratarse como si fuesen viejos conocidos? Pues si... es tropa.
¿Cómo explicar tantos sentimientos que provoca la tropa? Si alguien llega a una de estas reuniones (aunque no conozca a nadie) y dice "soy tropero", en seguida un alud de abrazos y sonrisas le cubren por completo.
Erika finalmente me preguntó: ¿y encontraste en estas reuniones algún amor?.... Tras pensarlo un momento respondí: ¡Pues Si!. En definitiva encontré un enorme y maravilloso amor: el amor que nos une a este grupo de hombre y mujeres que tras 10 años de convivencia, hemos compartido alegrías, tristezas, enojos, reencuentros, izquierdas y derechas, y de bellas locuras, aprendiendo a ser tolerantes, convencidos que el mundo puede ser mejor si luchamos por ello.
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