jueves, 5 de mayo de 2005

De cabalísitica y aves

Niño-pajaro,
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Mariposa de humo.

Niño-pajaro

Ayer me ocurrió algo extraño y bello al mismo tiempo.

Por el calor que estaba haciendo, en la oficina tenemos abiertas las ventanas de casi todos los cubículos, y ayer después de comer me puse a trabajar frente a la computadora. Como el sol me da de lleno a esa hora procuro tener la cortina semi corrida, lo suficiente para que me proteja pero que no impida el paso del viento que refresque mi lugar.

Así estaba quitada de la pena cuando por el rabillo del ojo percibí movimientos en la puerta abierta de mi cubículo; pensé que sería un alumno y voltée a mirar hacia donde debería estar el rostro, pero no había nadie. Un nuevo movimiento me llamó la atención hacia el suelo, y ahí parado sobre la alfombra se encontraba un pajarillo moviendo su cabecita y mirándome con curiosidad. Lo observé con asombro y solo atiné a decir "Hola pajarito! cómo te va?". Volvió a mover su cabecita de un lado a otro, mirándome, y voló hacia la cortina de mi ventana. Ahí se aferró en la tela con sus deditos y bajó con calma, a pequeños brinquitos, hasta llegar a buena altura de la ventila abierta. Miró la abertura, volvió a mirarme, y tras un instante -como si lo pensara- voló hacia el jardín.

Me quedé maravillada por esto; pensé que era un buen augurio para el concierto de hoy, que además tiene la cabalística fecha de 05/05/05, y recordé lo que me ocurrió la primera vez que fuí a un concierto de Santiago Feliú. He aquí mi relato de aquella ocasión.

Besos con el viento en mis alas.

13 de Junio de 2002

¿Alguna vez les ha ocurrido que estando sentados en un transporte público detenido por un alto, con la ventanilla abierta para refrescarse en el inicio de un bochornoso día, se meta justamente por esa ventanilla un pequeño pájaro que está aprendiendo a volar y les golpee la cabeza? ¿No? Pues así fue como inició mi día….

La mañana del jueves parecía un día normal y solo dos cosas indicaban que era diferente a lo cotidiano: el número cabalístico que lo anunciaba (13) y el concierto de Santiago Feliú. Para mi y mi familia, el 13 ha sido un número que conlleva sucesos particulares y después de lo ocurrido con el pájaro que golpeó mi cabeza, sabía que el concierto de la noche sería excepcional.

El trabajo de Santiago lo conocí en principio por una canción de Silvio, y en meses recientes mi cantante de aguacero me había convidado de las canciones de Santi, lo que me permitió descubrir su gran forma de tocar y de las letras poéticas y sensibles que hay en sus canciones. (“Quiero tenerte en mis manos para musicarte la vida” es una frase que tomé y adopté de la canción “Amigo dibujo”).

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¡Chin!
¡Ya me desvié de mi relato!… Retomo y sigo…
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El concierto estaba anunciado para las 9 de la noche, así que salí del trabajo como 8:15, pues me quedaba muy cerca la sala Ollin Yoliztli y no tardaría en llegar hasta ahí. No sabía bien a bien quienes me encontraría. Pepe era seguro, el escaramujo era probable, y los demás… bueno, ya veré quienes llegarán.

Al entrar a la sala para comprar mi boleto me pareció muy vacío el lugar, no hice fila para la caja y vi en el reloj que eran las 8:40 pm. Caminé en la salita de espera, ahora si que esperando ver a los troperos, pero me desesperé de no encontrarme con nadie conocido. Compre un par de discos de Santi, sin importarme que la quincena me quedara troncha.

9:20 de la noche y las pocas personas que fuimos al concierto estabamos formados esperando poder entrar a la sala. Finalmente nos dejaron pasar, y junto al escenario ví a Pepe viendo las videocámaras para poder grabar. ¡Por fin alguien de la tropa! Le grité, subió a saludarme, comentamos la poca asistencia que había (unas 250 personas, 300 cuando mucho) y bajó nuevamente a supervisar que todo estuviera en orden.

Ya mas en calma, revisé bien mi boleto: Fila K, asiento 13…. ¡ASIENTO 13!… otra vez el número cabalístico, solo falta que la fila k sea la numero 13…

Apagaron las luces, entró Santiago y comenzó de inmediato a tocar… Una canción dulce, tierna, suave, una canción donde las notas acarician el corazón…

Búscame donde sientas que está ardiendo
Donde se eternizan los recuerdos
Donde no encuentres
Donde no estuve
Donde se olvidaron de quererte...
Búscame (sobrevolando un sueño)


Saluda al público y agradece “a la inmensa minoría” por estar presentes. Somos pocos, pero Santiago se entrega completo. Cada nota de su guitarra y de su voz tiene vida propia, se siente la sangre correr en ellas y sus canciones tienen un alma vibrante que se funde en las nuestras.

Escucharle tocar la guitarra es un deleite orgásmico. Él le hace el amor a la guitarra con pasión y ansiedad incontrolable, y las cuerdas lanzan gemidos intensos que nos tienen a todos casi sin respirar.

Y en medio de esa lujuriosa avalancha de sonidos, alcanzo a reconocer algunas canciones: “El colibrí y la flor”, “Canción para Bárbara”, “El viento eres tu”, una canción cuya letra es tomado de la Declaración de principios del EZLN….

Termina el concierto y pedimos un poco más.. la última y nos vamos… el rapidín antes de ir a dormir… Nos complace 3 veces más. Se nota cansado y nosotros estamos rebozantes de Santiago, nos sentimos llenos de Santiago, nuestros poros desparraman las notas de Santiago.

Me siento radiante y agotada. Me encargaron un autógrafo de Santiago, pero llevo en el corazón su firma y en el alma sus notas. Me acerco a Pepe para despedirme, pues son las 11:30 y no quiero que el destino me juegue una broma pesada, y menos a esas horas de la noche.

Al caminar rumbo a la salida, me detengo a mitad de pasillo y volteo a mirar el escenario una última vez. Después comienzo a contar las filas: una, dos, tres, cuatro… ¡Vaya! La fila K era la número 12…. Mejor le meto prisa para llegar a casa, hay números cabalísticos que es mejor no forzar…




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