jueves, 3 de marzo de 2005

Cuando yo era un enano

El día no comenzaba tan genial como me hubiera gustado; quería salir temprano de casa para llegar a buena hora a la oficina pero me entretuve más de lo que pensé, se me cayó un bote de leche y tuve que limpiar todo el regadero, el tráfico estaba imposible (comienzo a pensar que la cantidad de tráfico es inversamente proporcional a la hora de salida: entre más temprano uno salga, más trafico hay), siento un sueño que no mejora mi estado de ánimo... Todo apuntaba a que hoy sería uno de esos días en que se es abrumadoramente adulto.

Hay reunión de altos y medios mandos; eso me permite relajarme y revisar con tranquilidad mis correos. Veo los mensajes de la Tropa Cósmica con cierto desgano, elimino los que no me interesan sin abrirlos, muevo de carpeta los que algún día abriré y comienzo a leer los menos. Había uno que me llamó la atención el subject: Tropera 2005. Un extraño título, pensé. Abrí el mensaje y era la noticia que la tarjeta tropera 2005 ya podíamos verla.

¡Magnífico! Año con año, Bea desde Nicaragua, nos ha pedido fotografías para hacer una tarjeta navideña en Power Point. Hubo tarjetas donde solo se mostraban los ojos de los troperos, otra vez fueron las sonrisas, una más fueron las manos... Y este año habían sido nuestras fotos de cuando eramos niños (fuimos cerca de 70 troperos que mandamos nuestras fotos). El proyecto era que la tarjeta estuviera para diciembre-enero, pero Bea tuvo una recaída de salud muy delicada, por lo que la tarjeta se fué quedando en el olvido.

Así que ante un inesperado regalo a destiempo, presurosa abrí el archivo para mirar con curiosidad los rostros infantiles que se estaban desplegando. ¡Wow! ¡Qué grata sensación! Leer fragmentos de canciones que hablaban de la infancia y su audaz inocencia, sonreír emocionada al ver los rostros infantiles de personas a quienes aprecio aún cuando no hemos estado frente a frente, ni hemos podido darnos un abrazo...

Hay locuras que son poesía,
hay locuras de un raro lugar.
Hay locuras sin nombre,
sin fecha, sin cura,
que no vale la pena curar.


Trato de no perder la capacidad de descubrir y de asombrarme, como cuando era niña. Hoy mi alma se llenó de un ánimo infantil del que no quiero desprenderme jamás.

*****

Cuando yo era chiquito todo quedaba cerca cerquita,
para llegar al cielo no más bastaba una subidita.
El sueño me alcanzaba para ir tan lejos como quería,
cuando yo era chiquito yo si podía, yo si podía.
Libertad, libertad, libertad para mi niño.
Libertad, libertad, libertad, libertad.

Cuando yo era vejigo me iba p'al río porque era hermoso,
aunque estaba prohibido por peligroso, por peligroso.
Como jagüey y ceiba, como la palma y la yadruma.
Cuando yo era vejigo yo era del monte y soñaba espuma.

Libertad, libertad, libertad para mi niño.
Libertad, libertad, libertad, libertad.

Cuando yo era un enano viví pasiones tan memorables
con los zapatos rotos y la sonrisa menos amable.
Tierra bajo las uñas, manos sin pena tocando mundo
cuando yo era un enano era profundo, era profundo.

(Silvio Rodríguez)

~ @ ~

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ser troper@, ser niño, ser libre, con alas de colibries y mariposas de humo, con helados gigantes desde la yagruma...
Estar juntos en la distancia, eso simplemente es maravilloso...
Te quiero. Tania

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