[...] Lo invisible también está entre nosotros. No lo quieren ver esos que todo lo miden y le ponen nombres y apellidos a las plantas. Pero lo invisible es como un hilo que nos cruza y nos hace enamorarnos, enfermarnos gravemente o atarnos a algo o a alguien. No es bueno traer hilos sueltos (invisibles, se entiende). En Mogador le decimos baraka o nesma. Pero algo similar hay en otros lugares. Una mujer que estuvo aquí hace unos años me dijo que los antiguos americanos llamaban a la fuerza de lo invisible, el tonalli. Me dijo que la gente se moría por haberlo perdido y conservarlo caliente era el reto de la vida. Es lo invisible de la vida. No es un alma, concepto limitado, es más que eso porque es alma y cuerpo y sus alrededores . Tampoco es tan sólo algo que cura. Es la fuerza misma de la vida. Claro que no lo van a reconocer los médicos porque la medicina moderna parece que no le gusta lo que no ve.
"El Jardín de lo Invisible". En: Los jardines secretos de Mogador. De: Alberto Ruy Sánchez.
Hoy terminé el libro "Los jardines secretos de Mogador". Me ha gustado tanto! Suspiré tantas veces... Y hace una semana leí "El jardín de lo invisible" que es una de las pequeñas historias del libro y que me dejó un hueco en el corazón tan grande que no me di cuenta de ello hasta que llegué a casa y de pronto comencé a llorar y llorar y llorar... mientras pensaba en aquél que estaba al otro lado del mundo, en el desierto, y en los hilos invisibles que nos une, que nos ata a nosotros dos.
Demasiadas tristezas acumuladas explotaron con esa lectura, que en realidad es hermosa, pero que me recordó a nosotros dos y la enorme ausencia que me pesaba.
Y ese sentimiento doloroso me hizo decidir para escribirle un adiós.
No sé si hice bien o mal -hay momentos que me arrepiento y otros que sigo en lo dicho-, solo diré que siete meses de ausencia no es buena consejera para un alma adolorida, aunque tenga mucho amor...
Demasiadas tristezas acumuladas explotaron con esa lectura, que en realidad es hermosa, pero que me recordó a nosotros dos y la enorme ausencia que me pesaba.
Y ese sentimiento doloroso me hizo decidir para escribirle un adiós.
No sé si hice bien o mal -hay momentos que me arrepiento y otros que sigo en lo dicho-, solo diré que siete meses de ausencia no es buena consejera para un alma adolorida, aunque tenga mucho amor...
2 comentarios:
Así es Mariposa, y es mucho tiempo de dolor para un corazón. Va buena vibra para que se fortalezca y encuentre la paz que necesita :)
Van apapachos Mariposa, que tengas una gran semana ;)
Los días pasan y un día estás ,sin saber bien cómo, feliz.
Pasé un año doliéndome de un abandono feroz y traidor. Hoy todo ha tomado nuevas posiciones y ¡vivo¡
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